Consecuencia de la digitalización, el machine learning y la automatización se está impulsando el innovador concepto de Smart City. Una evolución natural de las ciudades tradicionales hacia un nuevo enfoque más digital, moderno e inteligente, capaz de optimizar sus recursos y servicios gracias a las nuevas tecnologías.
Se puede denominar como una Smart City a aquella ciudad que utiliza las tecnologías de la información y la comunicación para aumentar su eficiencia, mejorar la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos asegurando un desarrollo sostenible.
Aunque es difícil acotar qué conceptos pueden entrar a formar parte de las dimensiones de una Smart City, en este artículo queremos poner el foco en dos aspectos que son, con total seguridad, fundamentales en el desarrollo de la ciudad inteligente del futuro: el transporte y la sostenibilidad.
La administración de una ciudad moderna y adaptada a las nuevas necesidades tiene en el transporte uno de sus puntos clave. La conectividad como elemento de control y la electricidad como fuente de energía, son los pilares de la movilidad urbana en las Smart Cities.
Gracias a la multitud de cámaras, puntos wifi, sensores y otros elementos tecnológicos repartidos por la ciudad y que recopilan datos constantemente, se consigue monitorizar los principales factores que influyen en la movilidad de una ciudad. El Big Data obtenido sirve, una vez analizado y tratado, para resolver los problemas que puedan surgir en el día a día y también para realizar predicciones del tráfico en puntos y horas concretas.
Autobuses eléctricos y una red de e-bikes con puntos de carga repartidos por toda la ciudad son elementos propios de una Smart City, que ya vemos implantados en muchas ciudades.
Pero dentro de las competencias de la administración no solo está la gestión del transporte público, el privado también es de suma importancia. Una organización eficaz de las infraestructuras, del tráfico y de los accesos a las ciudades son fundamentales para que la movilidad en los centros de grandes poblaciones sea lo más fluida posible.
El avance de la tecnología permite hoy en día introducir importantes innovaciones a la movilidad urbana. Si una ciudad se quiere convertir en una auténtica Smart City, sus infraestructuras y su red de transporte público deben estar dotadas de unas innovadoras tecnologías para que puedan dar solución, por un lado, al rápido crecimiento de la población y por otro, a la sostenibilidad de la propia ciudad.
Como estamos viendo en las grandes metrópolis de muchos países, la tendencia es que el centro de las ciudades quede reservado para un uso más peatonal, pudiendo acceder a los núcleos urbanos con vehículos y bicicletas eléctricas o a través de un transporte público sostenible. Todas estas acciones, y otras muchas, van enfocadas a la reducción de emisiones contaminantes, a impulsar las energías renovables y garantizar la sostenibilidad ambiental, permitiendo disfrutar de un aire de mejor calidad en las ciudades.
La contaminación lumínica y el gasto energético es un punto de interés para los gestores de las Smart Cities. Conseguir una eficiencia y sostenibilidad energética es un objetivo que está estrechamente relacionado con un concepto muy innovador, el alumbrado inteligente. Como consecuencia de este ahorro energético, se consigue también una gran disminución del coste económico relacionado con el gasto de luz.
El uso de bombillas LED, sumado a un sistema inteligente, interconectado y totalmente digitalizado podrá reducir el consumo de luz en las ciudades, detectando con gran precisión, gracias a su innovadora tecnología, cuando se deben apagar o encender de manera automática. La iluminación dependerá de la presencia de vehículos en las carreteras, haciendo mucho más eficiente su utilidad. La esencia del alumbrado inteligente es que cuando no sea necesaria producir luz artificial, no se haga.
Muy ligado a este concepto está otro que cualquier Smart City debe integrar: los pasos de peatones inteligentes.
Estos pasos de cebra se activan cuando un peatón tenga intención de cruzar la calle, avisando mediante una luz LED de la presencia de la persona al conductor del vehículo. Es una tecnología que, además de reducir la congestión del tráfico y los consecuentes atascos, podrá evitar gran cantidad de accidentes.
La IESE Business School de Navarra lleva cinco años elaborando un profundo informe sobre ciudades inteligentes. En los documentos que forman parte del proyecto encontraremos, por ejemplo, una clasificación de las ciudades según su nivel de desarrollo e innovación. El objetivo final de la iniciativa “IESE Cities in Motion” (ICIM), es el de fomentar el desarrollo de ideas innovadoras para conseguir que las ciudades sean cada vez más sostenibles e inteligentes.
Los expertos de todo el mundo que forman parte del proyecto han llegado a la conclusión de que los factores que mejor pueden medir el grado de desarrollo de una Smart City son: capital humano, cohesión social, economía, gobernanza, medioambiente, movilidad y transporte, planificación urbana, proyección internacional y tecnología.
Tras analizar y cruzar datos de todos estos indicadores, la IESE Business School propone un ranking de ciudades del ICIM donde Nueva York, Londres, París, Tokio y Reikiavik ocupan los primeros cinco puestos de la clasificación.
Para encontrar la primera ciudad española en la clasificación debemos bajar al puesto número 25, donde se está Madrid, seguida de Barcelona en la posición 26.
Como hemos visto, alumbrado urbano inteligente, transportes sostenibles y espacios céntricos enfocados a los peatones son indicadores de la evolución de las actuales ciudades hacia las nuevas Smart Cities. Y la pregunta que nos hacemos ahora es, ¿qué otras innovaciones tecnológicas nos encontraremos en la metrópoli del futuro?
INFRAESTRUCTURAS INTELIGENTES EN LAS SMART CITIES
Las tendencias indican que para inicios del próximo siglo prácticamente el 80% de la población mundial vivirá en ciudades. Dada la tendencia alcista en relación al crecimiento de personas a nivel global, podemos plantear un escenario donde nueve mil millones de personas residan en centros urbanos. Una masiva cantidad de gente que representa un reto para su gestión.
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